Carta del Superior General ante la crisis humanitaria en Irak

Carta del Superior General ante la crisis humanitaria en Irak

Queridos Cohermanos y Amigos:

Todos somos muy conscientes de la grave crisis humanitaria en Irak. No sólo debemos rezar por la paz y apoyar los esfuerzos internacionales para negociar el fin de la violencia y la guerra, sino que también debemos ser muy conscientes de las necesidades de miles de familias que se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Como nuestro cohermano, el Arzobispo Mons. Bashar Warda, C.Ss.R., refiere en su carta, son muchas las decenas de miles de refugiados que dependen ahora de la asistencia de la comunidad cristiana de la Archidiócesis de Erbil.

Nuevamente esta semana, en su alocución del Ángelus, el Papa hace un llamamiento a todas las personas de buena voluntad no sólo a rezar por la paz, sino también a prestar ayuda concreta a las personas que sufren en Irak. A través del Arzobispo, Mons. Bashar, se nos brinda la oportunidad de responder concretamente a sus necesidades. Les exhorto a ser tan generosos como les sea posible para hacer frente a esta crisis a fin de que la Archidiócesis de Erbil y toda la comunidad cristiana puedan acudir en ayuda de estas familias de refugiados. En su nombre, gracias por su generosidad.

Que el Dios de la paz y la justicia escuche el clamor de su pueblo y responda, a través de nuestro  esfuerzo, a restablecer la paz en Irak. Que María, la Madre de los oprimidos y de los  refugiados, acompañe a estas familias. Que Dios bendiga a la comunidad cristiana que acude a ellos para atenderlos en su momento de crisis.

Su hermano en el Redentor,

Michael Brehl, C.Ss.R.,

Superior General.

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Como menciona en su carta el P. General, el Arzobispo Caldeo de ERBIL, Mons. Bashar M. Warda C.Ss.R., ha hecho un llamamiento a los cohermanos y amigos de nuestra Congregación a ayudar económicamente al sustento de los cristianos que han buscado refugio en su Archidiócesis. La carta con su petición va a continuación.

Carta del Arzobispo Mons. Bashar M. Warda C.Ss.R.

Queridos Cohermanos en Cristo:

Como saben por los medios de comunicación, la ciudad de Mosul, al norte de Irak, ha sido tomada por las milicias fanáticas  que persiguen a los cristianos, con la consecuencia de que las comunidades cristianas de Mosul y pueblos vecinos se encuentran dispersas. La mayoría ha buscado refugio en nuestra diócesis, y más de mil familias de la zona de Mosul están ahora aquí, en Ankawa, pidiendo refugio y ayuda. Estamos acogiendo a nuestros hermanos y hermanas lo mejor que podemos. Muchas de nuestras familias se multiplican al añadírseles parientes que han huido de la violencia. Otro número de almas desplazadas está en campamentos. Estos últimos días,  la Dirección Kurda de Inmigración viene utilizando las instalaciones de la Archidiócesis para registrar las solicitudes de residencia en las provincias kurdas.

Las comunidades que aún residen cerca de Mosul temen, por lo mismo, en las próximas semanas, nuevas amenazas a su seguridad. La escasez de agua, de alimentos y de electricidad agrava  la situación. Nuestros esfuerzos para satisfacer las necesidades inmediatas de los miembros más recientes de nuestras comunidades de refugiados van a ser prolongados.

Me allego a ustedes, mis hermanos en la Congregación, con una petición de generosos  donativos en efectivo que nos ayuden a paliar el sufrimiento. Sus donativos nos permitirán  suministrar alimentos, proporcionar vivienda, proveer a la gente de lo más necesario para su  más elemental higiene.

Muchos de nosotros hace pocos años que llegamos a la Archidiócesis de Erbil. Estamos siendo testigos de lo que estas familias, más recientemente desplazadas, están pasando en estos momentos. Como comunidad cristiana, sufrimos juntos y tratamos de prepararnos para todo lo que dure. Tanto si estas familias emigran como si permanecen en Irak, nuestra actual preocupación es su bienestar; esperamos y oramos por la estabilidad y la paz de Cristo.

Quienes de nosotros decidimos permanecer en Irak lo hacemos porque amamos a nuestra patria y creemos que hay un futuro para nosotros. La permanencia es esencial para nuestra supervivencia, como es la formación y el empleo. Todos nosotros nos esforzamos por poner de nuestra parte lo mejor para lograr una paz duradera y un poder vivir dentro de una sociedad justa, pluralista. Su caridad jugará un papel clave para permitirnos volver a empezar.

Gracias por escuchar mi personal petición.

En Cristo Redentor,

Bashar M. WARDA CSsR

Arzobispo Caldeo de ERBIL

Con residencia en Ainkawa.