Oración 8 noviembre 2017

Oración 8 noviembre 2017

CANTO: Crea en mí, oh Dios.
 
1ª LECTURA: Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo.
De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este – el templo miraba al este -. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.
Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho.
Me dijo:
«Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal. Cuando hayan entrado el él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado allí, habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente.
En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».
Palabra de Dios.
 
SALMO: Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9
ANTÍFONA: Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
El Señor del universo está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra.
ANTÍFONA: Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.
 
EVANGELIO: San Juan 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
«El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Palabra del Señor.
 
ORAR CON LOS SANTOS:
Haznos entender tu voluntad, que estamos dispuestos a complacerte. Suspiramos por agradarte y poder corresponder así al menos en parte, a tu amor por nosotros. Acrecienta en nosotros este fuego de tal modo que sólo pensemos en corresponder a tu enamorado Corazón. (San Alfonso Mª de Ligorio)
 
SANTOS DEL DÍA:
Segundo, Claudio, Primo, Macario, Justo, Amaranto, Nicostrato, Sinforiano, Castorio, Simplicio, los Cuatro Santos Coronados: Severo, Severino, Carpóforo y Victoriano, mártires; Matrona, abadesa; Mauro, Godofredo, Wilchado, obispos; Eufrosina, Hugo, confesores; Gregorio, Tisilo, abades.

 

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