20 enero 2015

20 enero 2015

1ª LECTURA: Hebreos 6, 10-20
Hermanos:
Dios no es injusto para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes.
Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza, y no seáis indolentes, sino ¡mitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido.
Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por si mismo, diciendo:
«Te llenaré de bendiciones y te multiplicaré abundantemente.»
Abrahán, perseverando, alcanzó lo prometido.
Los hombres juran por alguien que sea mayor y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión.
De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, asiéndonos a la esperanza que se nos ha ofrecido. La cual es para nosotros como ancla del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró por nosotros, como precursor, Jesús, sumo sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
Palabra de Dios.
 
SALMO: Sal 110, 1-2. 4-5. 9 y 10c
ANTÍFONA: El Señor recuerda siempre su alianza.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre.
ANTÍFONA: El Señor recuerda siempre su alianza.
 
EVANGELIO: San Marcos 2, 23-28
Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas.
Los fariseos le dijeron:
– «Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les respondió:
-« ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.»
Y añadió:
-«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»
Palabra del Señor.
 
ORAR CON LOS SANTOS: 
Dame luz y fuerza para que acepte tu santo querer, especialmente en la última hora: dame dolor de mis pecados; dame también, Señor, espíritu de verdadera humildad y mansedumbre, que me haga abrazar con paz y gusto las contrariedades; dame una perfecta caridad para desear bien a los que me hagan mal, y para favorecer en lo que pueda a los que me ofendan; dame espíritu de mortificación. (San Alfonso Mª  de Ligorio)
 
SANTOS:
Fructuoso de Tarragona, obispo y mártir, y sus diáconos Eulogio y Augurio, mártires; Fabián y Sebastián, Neófito, Eusebio, Eutiquio y Basílides, mártires; Mauro, Desiderio, obispos; Eutimio, Fequino, abades; Eusebio, ermitaño; Pedro el Telonario, confesor.

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