Espiritualidad

Proteus Pro Crack

La espiritualidad redentorista es la propuesta de la fe, el anuncio explícito de la Palabra de Dios que sana y libera al hombre. Posee algunas notas características: pastoral, misionera, dinámica…

Vamos a descubrirlo en la regla de vida de los misioneros redentoristas, sus Constituciones. Los dos primeros números son una buena síntesis del carisma redentorista, del propósito de esta Institución religiosa y de aquello que el Espíritu aporta a la Iglesia y al mundo a través de ella.

ESPIRITUALIDAD MISIONERA

1- La Congregación del Santísimo Redentor, fundada por san Alfonso, es un Instituto religioso misionero clerical, de derecho pontificio y exento, integrado por miembros de diversos ritos, cuyo fin es “seguir el ejemplo de Jesucristo Salvador en la predicación de la Palabra de Dios a los pobres, como Él dijo de sí mismo: Me envió a anunciar la buena nueva a los pobres”.
La Congregación participa así de la misión de la Iglesia que, por ser sacramento universal de salvación, es esencialmente misionera.
Esto lo lleva a cabo acudiendo con dinamismo misionero y esforzándose por evangelizar en las urgencias pastorales a los más abandonados, especialmente a los pobres.
La Congregación sigue el ejemplo de Cristo por medio de la vida apostólica, que comprende a la vez la vida de especial consagración a Dios y la actividad misionera de los redentoristas.

2 – Para realizar esta misión en la Iglesia, la Congregación reúne hermanos que, viviendo en común, constituyen un cuerpo misionero y, según el ministerio propio de cada uno, se vinculan orgánicamente a él por la profesión.

Movidos por el espíritu apostólico e imbuidos del celo del Fundador, fieles a la tradición marcada por sus antepasados y atentos a los signos de los tiempos, todos los redentoristas, “como cooperadores, socios y servidores de Jesucristo en la gran obra de la redención”:

– son enviados a predicar el evangelio de salvación a los pobres (cap. I),

– constituyen una comunidad apostólica (cap. II),

– consagrada de modo especial al Señor (cap. IIl),

– que recibe una formación apropiada (cap. IV)

– y está provista de formas adecuadas de gobierno (cap. V).