21 Ene 21 enero 2014
CANTO: El Señor es toda mi fuerza.
1ª LECTURA: 1º Samuel 16, 1-13
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: – «¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey. »
Samuel contestó: – «¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.»
El Señor le dijo: – «Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga.»
Samuel hizo lo que le mandó el Señor.
Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: – «¿Vienes en son de paz?»
Respondió: – «Si, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.»
Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo: – «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»
Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel le dijo: – «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»
Jesé hizo pasar a Samá; y Samuel le dijo: – «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: – «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»
Luego preguntó a Jesé: – «¿Se acabaron los muchachos?»
Jesé respondió: – «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.»
Samuel dijo: – «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.»
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo.
Entonces el Señor dijo a Samuel: – «Anda, úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.
Samuel emprendió la vuelta a Ramá
SALMO: Sal 88, 20. 21-22. 27-28
ANTÍFONA: Encontré a David, mi siervo.
Un día hablaste en visión a tus amigos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.»
«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso.»
«Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.»
ANTÍFONA: Encontré a David, mi siervo.
EVANGELIO: San Marcos 2, 23-28
Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas.
Los fariseos le dijeron:
– «Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les respondió:
-« ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.»
Y añadió:
-«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»
Palabra del Señor.
ORAR CON LOS SANTOS:
Dame luz y fuerza para que acepte tu santo querer, especialmente en la última hora: dame dolor de mis pecados; dame también, Señor, espíritu de verdadera humildad y mansedumbre, que me haga abrazar con paz y gusto las contrariedades; dame una perfecta caridad para desear bien a los que me hagan mal, y para favorecer en lo que pueda a los que me ofendan; dame espíritu de mortificación. (San Alfonso Mª de Ligorio)
SANTOS:
Inés, virgen y mártir; Anastasia, Patricia, Zacarías, Polieuto, Eupsiquio, Patroclo, Valeriano, Cándido, Eugenio, Eustato y Clemente, mártires; Publio y Epifanio, Avito, obispos; Meinrado, ermitaño.