29 agosto 2018

29 agosto 2018

Canto: Confitemini Domino.
 
1ª LECTURA: Jeremías 1, 17-19
En aquellos días, me vino esta palabra del Señor:
«Cíñete los lomos: prepárate para decirles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide.
Desde ahora te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro y muralla de bronce, frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra.
Lucharan contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte – oráculo del Señor -».
Palabra de Dios.
 
SALMO: Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17
ANTÍFONA: Mi boca contará tu salvación.

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído y sálvame.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa.
Porque tú Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.
Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación,
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.
ANTÍFONA: Mi boca contará tu salvación.
 
EVANGELIO: San Marcos 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo, quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?».
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan, el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Palabra del Señor.
 
ORAR CON LOS SANTOS: 
Jesús, esperanza mía y único amor de mi alma, no merezco tus consuelos y ternura. Pero te pido amarte y cumplir tu voluntad toda m i vida. Dispón de mí como te plazca. (San Alfonso Mª de Ligorio)
 
SANTOS DEL DÍA:
Adelfo, obispo; Hipacio, obispo y mártir; Alberico, Basilia, Sabina, Niceas, Pablo, Cándida, mártires; Eutimio, y su hijo Crescencio, mártires; Feologildo, arzobispo de Canterbury; Andrés, presbítero y mártir; Sebbo, rey; Verona, virgen; Mederico, abad.

 

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