29 enero 2019

29 enero 2019

Canto: Abrid de par en par.
 
1ª LECTURA:  Hebreos 10, 1-10
Hermanos:
La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan, pues lo hacen año tras año y ofrecen siempre los mismos sacrificios.
Si no fuera así, ¿no habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados de una vez para siempre, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia.
Pero, en realidad, con estos sacrificios se recuerdan, año tras año los pecados. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite las pecados.
Por eso, al entrar él en en mundo dice:
«Tú no quisiste ni sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: He aquí que vengo – pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mi – para hacer, ¡oh Dios! tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste ni sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.
Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación de cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
 
SALMO: Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 10. 11
ANTÍFONA: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
Él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: Aquí estoy.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
ANTÍFONA: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 
EVANGELIO: San Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
El les pregunta:
«¿Quienes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice :
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor.
 
ORAR CON LOS SANTOS: 
Lucha por mí con la fuerza de tu brazo poderoso; envía tu luz y tu verdad para que resplandezcan sobre mí; derrama de lo alto tu gracia; baña mi corazón con tu rocío celestial; levanta mi espíritu agobiado por mis pecados; orienta todos mis afanes y anhelos a las cosas del cielo; arrebátame y líbrame del consuelo momentáneo que puedan brindarme las criaturas, porque ninguna cosa creada es capaz de consolarme y saciar plenamente mis ansias de Ti. (Fray Tomás de Kempis)
 
SANTOS:
Valero, Sulpicio Severo, Potamión, Constancio, obispos; Papías, Sarbelio y Bárbea, Bedaya, Seustio, Mauro, mártires; Julián el Hospitalario, confesor; Radegundis, virgen; Cesáreo (César), diácono; Gildas, Carlos, abades; beato Manuel Domingo y Sol, fundador de la Hermandad Sacerdotal de los Operarios Diocesanos.

 

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