Amaos

Amaos

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles:

Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú.»
Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió: «¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?»
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.

Salmo 97

R/. El Señor revela a las naciones su salvación

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan:

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

[su_box title=”Él nos amó primero”]
Mucho se escribe y se habla hoy del amor. En revistas del corazón, en canciones, en culebrones… a demasiadas cosas se llama fácilmente “amor”. A veces se confunde con otras realidades: atracción física, deseo, escarceo amoroso, simpatía,… y todo eso, a los cristianos no nos vale. Para nosotros el amor es sagrado, “es de Dios” como dirá san Juan en su carta hoy. Después de mucho pensar, el apóstol más amado (que algunos identifican con Juan evangelista) llega a una especie de definición que no traiciona a Dios –cualquier otra sería inadmisible, sería como tratar de atrapar y encerrar a Dios- y nos dice en tres palabras: “Dios es amor”. Y se queda tan ancho. Profundicemos en este Amor de Dios.
El libro de Hechos describe maravillosamente por boca de Pedro la actitud de este Dios que ama. «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.» ¡Bravo Pedro! Es difícil decirlo mejor. El amor de Dios es incondicional y universal. Dios no hace distinciones entre sus hijos, no criba, no descarta a nadie… las distinciones y discriminaciones son propias del des-amor humano, no de Dios. Por eso se pregunta Pedro junto a los demás apóstoles: ¿se puede negar el bautismo a alguien? Y responden clara y rotundamente: NO, jamás, ¡imposible! Dios está abierto y disponible a todos sus hijos. A todos los ama y a todos les quiere dar su gracia. Convendría que nos preguntáramos ¿Cómo ando yo de eso, de aceptación y de apertura a los demás? ¿Excluye o distingue mi “amor” a alguien?
La carta de Juan es un monumento a memorizar y a repetir pausadamente: “Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. Es sensacional la progresión del texto. El amor es originariamente de Dios. Dios es el más capaz de Amar, pues es el más generoso y desinteresado, el más capaz de entregarse a cambio de nada, sin merecer nosotros nada. Solo Dios ama en plenitud. Los amores humanos son siempre parciales y limitados. thCuanto antes lo aceptemos mejor para nosotros. Si los hombres y mujeres amamos es porque estamos hechos a imagen y semejanza del Dios Amor. Y si no podemos amar total y completamente es porque el egoísmo y la finitud abren una herida en nuestro corazón. “quien no ama, no ha conocido a Dios” pues claro Juan. Y es que ser creyentes es haber hecho experiencia de ser incondicionalmente amados por Dios. Sin importar mi físico, mi inteligencia, ni mi simpatía… Dios me ama de todos modos, desde siempre y para siempre. Experimentar esto es el inicio de la fe y el enamoramiento del Dios que se nos revela en Jesucristo.
“Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Amar es mucho más que decir “te quiero”, tallar corazones en troncos de árboles y cerrar candados en vallas y rejas… Amar es entregar la vida. Y entregarla sin escatimar, sin racanear, superando todo egoísmo. Aprendiendo de Jesús, día a día, a dar la vida por los amigos y por los que no lo son tanto. Aprendiendo a permanecer en su amor. El amor que a todos acepta y a todos está abierto, que a todos ama y de todos se compadece.
Víctor Chacón Huertas, CSsR[/su_box]