El sacramento de la alegría

El sacramento de la alegría

‘El sacramento de la alegría’ es un libro escrito por Bernardo Häring en el que se analiza la conversión cristiana con un amplio sentido pastoral. Publicado en nuestra editorial Perpetuo Socorro, recoge una guía práctica para una confesión mejor.

En palabras del autor, mediante los sacramentos, el Señor nos hace participar de su misma vida divina haciéndonos entrar en el esplendor de su propia magnificencia y soberanía. Cristo nos hace “miembros vivos y santos de su cuerpo místico, de la Iglesia, y nos consagra por la configuración con su sacerdocio”. Con este don nos une a su poder y tarea: glorificar juntamente con toda la Iglesia al Padre que está en los cielos.

Häring incluye reflexiones y preguntas que pueden ayudar al lector en todo momento tales como: “¿Me he acercado siempre a los sacramentos con la debida preparación, con espíritu de devoción y después de la adecuada preparación? ¿He considerado los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía como las mayores gracias y la ocasión de mi encuentro personal con Cristo, o he visto en ellos una pesada obligación que no hay más remedio que cumplir?”.

La respuesta podemos encontrarla, quizás en Lc., 18, 1. “Es necesario rezar siempre sin cansarse jamás”. O en Mt., 6,7: “Y cuando oréis no charléis como los gentiles que imaginan que hablando mucho serán escuchados. No hagáis como ellos; porque vuestro Padre conoce las necesidades que tenéis antes de pedirle”.

San Alfonso decía que “el que reza, se salva; el que no reza, se condena”.

Según el Bernardo Häring, tienen que darse unas actitudes fundamentales: celo por nuestros hermanos, esto es “ser redentores de los demás”, puesto que el amor cristiano tiene por objeto la salvación del prójimo; la bondad, “ser cariñosos unos con otros”; amor a los enemigos, “haced el bien a quienes os odian”, y ayuda y colaboración a otras personas, como las familias numerosas, los pobres o los enfermos.

En definitiva, la confesión, según su autor, “sacramento de la alegría”, quiere infundir en el corazón del lector cristiano “el alegre mensaje del sacramento de la penitencia”. El quehacer apostólico y la inquietud eclesial modelan el núcleo de la vida interior y de la actitud de la moral cristianas. “En nuestras meditaciones, en nuestras plegarias, en nuestros exámenes de conciencia debe reaparecer el anhelo de Jesús: reunir todas las ovejas del rebaño en un solo pastor, tarea que representa la expresión esencial del amor y el privilegio de los elegidos del Padre”, concluye Häring.