08 Mar Ética social para niñas y niños
‘Ética social para niñas y niños. Guía práctica para padres y educadores’ es el título del Cuaderno de Ética en clave cotidiana número 16, escrito por César García-Rincón de Castro, publicado en nuestra editorial Perpetuo Socorro. En él, García-Rincón aborda los siguientes temas: Aprendo a renunciar y ser responsable, ser coherente y decir lo que pienso, valorar positivamente a los demás, elegir lo mejor para todos, prevenir peligros y riesgos en los demás, regalar y obsequiar desinteresadamente, denunciar situaciones injustas, no utilizar a los demás como medios, no aprovechar la desventaja ajena, valorar consecuencias de mis decisiones, ponerme en el lugar de los demás, respetar las reglas y normas, respetar las diferencias culturales, dar lo mejor de mi persona y establecer relaciones de igualdad.
“Este trabajo es el resultado de una inquietud personal al tiempo que un recorrido por muchos espacios educativos de todo el mundo en los que he tenido tiempo de hablar con los docentes y educadores, y compartir con ellos las dificultades para construir actitudes éticas desde la infancia, así como constatar la falta de materiales adecuados para edificar las bases de la ética social en las edades de 6 a 11 años, que es el tramo de edad adecuado para facilitar este material”, asegura el autor.
APRENDO A…
La propuesta está basada en principios éticos formulados para niños en primera persona y en presente, “Aprendo a…”. Se trata de un cuaderno muy práctico para el educador y cuenta con la siguiente estructura en cada unidad:
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- Fundamentos psicosociales y filosóficos de cada principio
- Sugerencias de comportamiento
- Breve narración de un dilema moral a modo de caso práctico
Ejemplo. Aprendo a establecer relaciones de igualdad y camaradería entre hombres y mujeres, siendo embajador de una cultura del respeto y la buena relación entre los dos sexos.
Establecer relaciones de igualdad entre hombre y mujer es uno de los cuatro mandamientos esenciales de la propuesta de ‘Ética Universal’ de Hans Küng, basada en los principios de todas las religiones del mundo (Parlamento de las Religiones del Mundo). En la infancia debemos atender al comportamiento y al lenguaje: trabajar un lenguaje igualitario, un comportamiento que refleje ese lenguaje de igualdad. Los niños carecen de prejuicios, pero pronto en algunos espacios de socialización se empeñan en marcar las diferencias, como las aulas de algunos colegios que separan a los chicos y chicas.
Sugerencias de comportamiento: Procuro que los chicos y chicas seamos iguales y hagamos las mismas cosas sin discriminación de unos y otras, soy consciente de cuándo se está tratando injustamente a algún chico por ser chico o a alguna chica por ser chica, facilito el que las chicas y chicos puedan hacer todo tipo de actividades, en general me fijo en las cosas positivas del otro sexo.
Dilema moral: A Daniel siempre le ha encantado bailar, de hecho se ha apuntado a clase de ballet en el colegio, aunque es una actividad tradicionalmente de chicas. Pero Daniel ha empezado a tener problemas con las chicas de clase de ballet que no terminan de aceptarle en un grupo que siempre ha sido de chicas. También está teniendo problemas con los chicos que se ríen de él porque hace una actividad de chicas. ¿Crees que Daniel hace bien en dejarlo? ¿Qué solución podríamos encontrar?
Afortunadamente, las cosas están cambiando, venimos de una sociedad y unas culturas muy machistas donde se ha separado mucho lo que podían hacer las chicas y los chicos, y siempre salían perdiendo las chicas. Tenemos que superar esas costumbres injustas y convivir en igualdad hombres y mujeres: nadie es más que nadie, y todos podemos hacer lo que nos guste, aunque sea una actividad que tradicionalmente ha sido de chicos o chicas, eso ya no tiene sentido hoy.
VALORAR POSITIVAMENTE A LOS DEMÁS
Por otro lado, César García-Rincón dedica un capítulo a valorar positivamente a los demás porque, en su opinión, “la valoración positiva siempre es constructiva, tanto para el que refuerza como para la persona reforzada”. Cuando valoramos positivamente los esfuerzos, éxitos y cualidades de los demás estamos creando lazos sociales muy fuertes, pero también potenciamos al otro, motivándole a perfeccionarse y desarrollarse.
No suele ser común que niños y niñas refuercen positivamente los éxitos de sus compañeros, unas veces porque no lo ven en los adultos, otras porque están muy acostumbrados a que en ellos se les potencie, pero sin ellos hacerlo con los demás. Los adultos tenemos una gran responsabilidad ética en propiciar el esfuerzo mutuo más allá de los juegos deportivos y en todos los ámbitos de la vida de los niños. Para ello, hay que ayudarles a vencer la envidia y la falta de asertividad positiva.
En este principio es muy importante la mirada, la percepción del otro. Una mirada y percepción positiva y libre de prejuicios posibilita más el refuerzo del otro que una mirada distorsionada o envidiosa.