Felicitación Pascual del Superior Provincial

Felicitación Pascual del Superior Provincial

¡HA RESUCITADO!

Éstas fueron las palabras del ángel al contemplar la tumba vacía y, dese entonces, éstas han marcado un tiempo nuevo para todos los cristianos. Desde hace dos mil años, ininterrumpidamente, la Iglesia ha venido celebrando la resurrección del Señor. En todas las iglesias, capillas o santuarios este grito de júbilo resuena en la noche más corta que ansía la aurora, que busca la luz. Son numerosos los cristianos que estos días los viven de una manera especial, no sólo por ser un tiempo vacacional, sino porque necesitan ser vividos con una intensidad y alegría que rompen la cotidianidad de nuestras vidas.

¿Cómo leer el acontecimiento de la resurrección hoy? ¿Qué nos dice a nosotros familia redentorista?

Si contemplamos la realidad, observamos que a pesar de que la resurrección trajo la liberación al mundo, el ser humano sigue amenazado por la opresión. En un mundo nuevo, redimido por Cristo, continúan los odios entre los individuos y los países; hay guerras, persecución a cristianos y a comunidades religiosas, a comunidades redentoristas; hay leyes que siguen olvidando los derechos humanos; y hay, sobre todo, demasiada gente que mira para otro sitio. Dicho con palabras del papa Francisco estamos en “globalización de la indiferencia”. Ante esto, Cristo Resucitado aparece como un sueño muy hermoso de liberación, pero ¿solo un sueño?. Mas, Cristo Resucitado no es un sueño, sino una realidad. La resurrección no es solo un hecho histórico de hace muchos años sino una realidad. Al resucitar, Jesús no eliminó el mal de la tierra, sino que nos dio valor para transformarlo. No quitó el trabajo, sino que dio sentido a nuestra lucha diaria. Con su resurrección, Cristo se ha puesto a nuestro lado para siempre y para todo. La Pascua cristiana es, por eso, un punto de partida: nos queda mucho por caminar para hacer una sociedad mejor, para hacernos a nosotros un poco mejores.

En la liturgia y en las Lecturas de estos días encontramos, una rica simbología que nos enseña el mensaje de la Pascua. En la Vigilia pascual con el rito del “cirio” se abre paso la luz en la oscuridad. La humanidad que estaba en la tiniebla recibe la luz gozosa de Cristo y, esa luz, se queda con nosotros, no se va, no se apaga: permanece.

Además, las lecturas del Evangelio nos invitan a:

  • Mt. 28,9) La alegría es la señal de Jesús resucitado, la señal de todas las comunidades de Jesús. También nuestra alegría puede ser sendero que lleve a alguien a encontrar a Jesús.
  • HE VISTO AL SEÑOR.(Jn.20,18) Una mujer se convierte en mediadora de encuentro con Jesús para otros. Tal vez necesitemos repensar el papel de la mujer en nuestras comunidades, tal y como nos está indicando el Papa.
  • LO HABÍAN RECONOCIDO AL PARTIR EL PAN (Lc.24,35 )Del desencanto pasaron al agradecimiento, de la desilusión a la esperanza. Todo fue fruto del encuentro con Jesús. Necesitamos avivar en nuestras comunidades el “encuentro con Jesús resucitado”
  • VOSOTROS SOIS TESTIGOS DE ESTO ( Lc. 24,48). Hay personas que son testigos de paz y humildad, de bondad y perdón, de solidaridad y lucha por la justicia…pero necesitamos actualizar y revitalizar nuestros testimonios.
  • ES EL SEÑOR (Jn. 21,8). Jesús siempre llega de forma gratuita e inesperada. No es uno más. El asombro deja paso a la alegría.
  • ID AL MUNDO ENTERO Y PROCLAMAD EL EVANGELIO (Mt.16,15). Los dones son para la misión. La luz no se puede ocultar. El amor sembrado por Jesús en los suyos termina en envío misionero. Nuestro envío también está llamado a ser incondicional y arriesgado.

Este es el día que hizo el Señor: día de una nueva luz y una nueva esperanza. Que este tiempo de Pascua sepamos vivirlo con la claridad de Cristo resucitado y renovemos la esperanza entre nosotros.

FELICES DÍAS DE PASCUA.

José Luis Bartolomé Madrid

Superior Provincial