La Paz

La Paz

La Paz es signo de Salvación. Shalom, palabra que solemos traducir por paz, deriva del verbo “shalam”, que significa “estar acabado, completo, perfecto”; es decir, el Shalom designa una situación de plenitud, la salvación radical; sin embargo, la historia, y el hecho de verter esta palabra a la mentalidad griega y luego latina, hizo que el término actual “paz” sólo se entendiera desde la perspectiva de “ausencia de guerra”.

La paz es un modo de llamar a Dios. Y la Paz de Jesús es, sobre todo, una reconciliación con el Padre, el Dios-Paz. Es, por tanto, una misión confiada por Jesús a sus discípulos, la cual siempre hemos de comenzar con el anuncio de la paz.

La paz nunca está separada del anuncio del Evangelio, ni siquiera es su consecuencia, sino que es su esencia más plena; es uno de los dones y gracias de Dios que brota del Amor. Una paz cuyo centro se encuentra en la Cruz, porque ella es inseparable del misterio del sacrificio de Cristo.

Jesús ha sido el que, por amor, ha traído al mundo el Shalom; la salvación, para que hallemos plenitud en nuestras vidas, que culminarán en la comunión con Dios, fuente de la Paz, en la abundancia del Amor.