La primera Navidad, un duelo más intenso

La primera Navidad, un duelo más intenso

 

Cuando vivimos la muerte de una persona con la que nos unía un amor grande, las primeras celebraciones y fiestas familiares se hacen especialmente duras. Los recuerdos están todavía muy vivos y la ausencia se siente con mucho dolor. ¿Cómo vivir esta Navidad sin desesperar ni sumergirse en una profunda tristeza si todo nos evoca a la persona del difunto?

Aquí tienes algunas claves que nos facilita Víctor M. Ballesteros, CSsR, en la sección ‘Cambiaste mi luto en danza’ de nuestra revista Icono de este mes.

“Es muy importante preparar este momento y prepararse para que sea una oportunidad a la hora de conectar con la vida. Este artículo quiere ayudar en la búsqueda de respuestas ante la primera Navidad en duelo”, asegura Ballesteros.

 

1.”Me da rabia que todo el mundo esté alegre”

Lo primero que podemos experimentar durante la primera Navidad en duelo es enfado porque el ambiente parece decretar que si no estás alegre eres un bicho raro y no recomendable. La familia suele, huir, siempre, de personas tristes y melancólicas, y en Navidad especialmente. Esto trae como consecuencia la experiencia de soledad y de incomprensión, cuando no, de rechazo.

Ser consciente del estado de rabia ante la indiferencia social por tu dolor y acogerlo como respuesta emocional es un primer paso. Aislarse del estado general de “felicidad social”, según el misionero redentorista, es casi imposible en esos días, con lo que aceptar el contraste entre el fuerte dolor interno y las luces navideñas es difícil, pero ayuda a vivir sin agresividad y sin victimismo.

La gestión de las emociones en este tiempo de Navidad es muy importante. Darse permiso, vivir con derecho a sentir diferente y manifestarlo es signo de salud personal y contribuye a desenmascarar la Navidad de la alegría superficial. A esta cura de sinceridad habría que acompañarla con pensamientos adecuados: “Voy a celebrar la Navidad como le hubiera gustado a mi persona querida”; “en cada plato pondré un mensaje de vida”; “buscaré embellecer con sencillez la mesa y la casa lo más posible”… y otro tipo de ideas que pueden contribuir a que sea una noche especial.

2. “Odio la Navidad, no tiene sentido”

He aquí una de las claves para reconciliarse con esta fiesta. Encontrar el significado personal que puede tener para mí y los míos esta Navidad. Dialogarlo entre los miembros de la familia, escuchando y acogiendo todo el contenido de palabras, imágenes y expresiones. Puede haber recuerdos, objetos, canciones, poesías, fotos, cartas, oraciones, devociones, y todo lo que nos ayude a personalizar lo más posible esta primera Navidad sin nuestro ser querido.

Víctor M. Ballesteros propone en su artículo “un momento de silencio con las manos entrelazadas, un abrazo cálido y espacioso, una canción entonada desde el corazón o una música tranquila poniendo fondo a un poema o a una oración de Navidad”, como formas de celebrar “el cariño mutuo y la esperanza compartida”. Y añade: “Siempre el símbolo de la luz expresada en una vela que brilla con más fuerza en los momentos de oscuridad”.

3. “Llegaste tú, y nuestra casa se llenó de sueños”

“Así reza la letra de una canción del cantautor Luis Guitarra, que expresa esa llegada a la historia del Dios que se hace vulnerable en una familia sin posada, sin seguridad ni mucha red social de apoyo”, detalla el misionero redentorista en la revista Icono. “Sólo los de la intemperie y los buscadores de estrellas se atreven a acercarse”. (…) “Y la canción sigue: Tú, llegaste tú, para quedarte siempre en nuestro corazón”.

 

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