La viña de Dios

La viña de Dios

Lectura del libro del profeta Isaías

Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en el medio una torre y excavó un lagar. El esperaba que su viña diera buenas uvas, pero la viña dio uvas agrias. Ahora bien, habitantes de Jerusalén y gente de Judá, yo les ruego, sean jueces entre mi viña y yo. ¿Qué más pude hacer por mi viña, que yo no lo hiciera? ¿Por qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas, las dio agrias? Ahora voy a darles a conocer lo que haré con mi viña; le quitaré su cerca y será destrozada. Derribaré su tapia y será pisoteada. La convertiré en un erial, nadie la podará ni le quitará los cardos, crecerán en ella los abrojos y las espinas, mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella. Pues bien, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida. El Señor esperaba de ellos que obraran rectamente y ellos, en cambio cometieron iniquidades; E1 esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones.

Salmo 79

R. La viña del Señor es la casa de Israel.

L. Señor, Tú trajiste de Egipto una vid, arrojaste de aquí a los paganos y la plantaste; ella extendió sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta el río. /R.
L. Señor, ¿por qué has derribado su cerca, de modo que puedan saquear tu viña los que pasan, pisotearla los animales salvajes, y las bestias del campo destrozarla? /R.
L. Señor, Dios de los Ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que Tú mismo cultivaste. /R.
L.Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida, y alabaremos tu poder. Restablécenos, Señor, Dios de los Ejércitos, míranos con bondad y estaremos a salvo. /R.

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los filipenses

Hermanos:

No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, aprecien todo lo que es verdadero y noble, cuanto hay de justo y puro, todo lo que es amable y honroso, todo lo que sea virtud y merezca elogio. Pongan por obra cuanto han aprendido y recibido de mi, todo lo que yo he dicho y me han visto hacer; y el Dios de la paz estará con ustedes.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús dijo a los Sumos Sacerdotes y a los Ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en é1, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les mand6 a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”. Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular?  Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable. Por esta razón les digo a ustedes que les será quitado el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.

 

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La viña de Dios

–         “Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en el medio una torre y excavó un lagar. El esperaba que su viña diera buenas uvas, pero la viña dio uvas agrias”…. Es genial el comienzo de este pasaje de Isaías y muy descriptivo. El dueño de la viña lo ha hecho todo por ella, se ha preocupado en demasía, ha trabajado y sudado sin reparos por hacer de esa viña un vergel precioso y fértil, y ésta no ha correspondido a sus esfuerzos, no ha dado uvas buenas. ¿Las vides no eran buenas? No, las vides eran las mejores. ¿No trabajó bien? No dejó de hacer nada bien. ¿No regó suficiente? Regó sin falta e incluso quitó las piedras que pudieran dañar a las plantas. Es el misterio que también se da en nuestras vidas, a veces, sin hacer nosotros nada en contra y después de muchos esfuerzos y sacrificios todo se tuerce, no hay frutos buenos, no hay recompensa alguna. Tranquilos, si os consuela, esto también le pasa a Dios con nosotros. Cuida mucho y recoge poco.

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–          Jesús va a comentar y a explicar la parábola de la viña de Isaías a los sumos sacerdotes y ancianos, de nuevo se dirige a los mandatarios de su pueblo y les deja un mensaje grave. 1º Se han apoderado de lo que no es suyo, de la viña de Dios y de sus frutos. 2º Lo gestionan en su provecho, no le dan cuentas al amo. 3º Su manera de ejercer el poder es tiránica y cruel, abusan de su posición. Una denuncia clara y sin ambages que se dirige a ellos con dureza. Lo entendieron, pero tal era su cerrazón que no quisieron cambiar nada.

–          Se puede vivir la vida como regalo, como don; o como un derecho, como algo que puedo exigir y mangonear a mi placer. Ya sabemos cuál es grata a Dios. Una llamada a poner los dones a producir, a favor de los demás y entregados a Dios, dueño de la Viña. ¿De qué dones de Dios me estoy apoderando? ¿Cómo gestiono la parcela que me toca cultivar? ¿Cómo reparto sus frutos (mi tiempo mis recursos)?

–          “Se os quitará el reino de Dios –advierte Jesús a los sumos sacerdotes y ancianos- y se le dará a un pueblo que dé sus frutos”. Fructificar para Dios y para los hermanos, es comenzar a pensar que mi vida no es mía, que la disfruto gracias a él, y que la entrego a otros para que la viña común, que es esta tierra, sea más fecunda y pacífica.

Víctor Chacón Huertas, CSsR [/box]