Las carreras de la vida

Las carreras de la vida

   

La vida es como una carrera: un día tomas la salida y comienzas a correr hacia una meta relacionada con un sentido o una misión, para esto venimos al mundo, de otro modo, ¿qué sentido tendría? Pero hay que tener una  meta clara y visualizarla, de lo contrario ya se sabe: “Quien no sabe dónde va, puede llegar donde no quiere”.

‘Las carreras de la vida’ es el título del artículo de nuestra revista Icono de enero que César García-Rincón de Castro publica en la sección ‘Educar en valores’.

García-Rincón, laico redentorista, asegura que “lo cierto es que, en realidad, la vida es una sucesión de carreras que todas juntas resumen tu carrera de vivir”. Y destaca: “Para ello es importante elegir con criterio qué carreras hacer y cuáles no, y terminar las que elegimos, incluso cuando sabemos abandonar una carrera a tiempo: el fracaso también forma parte de la vida, y también nos enseña, tanto como el éxito”.

Cuando hablamos de carrera, nos referimos a una decisión, un reto, algo que deseamos lograr, un objetivo importante que alcanzar, un hábito que cambiar, etc. El comienzo de un nuevo curso, suele ser un buen momento para replantearnos nuestras carreras o marchas, tanto individuales como colectivas.

Pues bien, veamos cuatro tipos de situaciones de carrera que todos hemos vivido o viviremos alguna vez, y que nos van a servir de reflexión después:

  1. Carreras que nos gustaría correr, pero que no comenzamos nunca. No nos ponemos en línea de salida, o nos ponemos, pero nos quedamos “enganchados” sin salir. Efectivamente, si lo pensamos bien, cuántas veces hemos pensado en aprender inglés, aprender a tocar un instrumento musical, montar un negocio, ponernos a diete, reconciliarnos con alguien , dedicar más tiempo a nuestra familia, hacer voluntariado, etc., y a la hora de la verdad, nos quedamos en línea de salida. Sería conveniente que analicemos qué cosas nos impiden tomar la salida, por qué no disponemos de ese impulso inicial, de esas ganas o pasión por correr esa carrera y alcanzar la meta. César García-Rincón recomienda que lo que vayamos a hacer, esté alimentado e impulsado desde nuestros valores, sea una decisión comprometida con algo que es importante y valioso para nosotros y los demás.
  2. Carreras que hemos comenzado, pero que hemos abandonado antes de llegar a meta. Por cansancio, falta de motivación, o por tener muchas carreras abiertas. Mi experiencia me dice que donde más se abandona es al comienzo. La motivación es esencial, y deberíamos hacer como los grandes deportistas: visualizarnos cruzando la línea de meta, vernos ya en el futuro saboreando el éxito o el logro. Este ejercicio de visualización si lo hacemos bien, según el autor del artículo, funciona como un recuerdo del futuro que tira de nosotros hacia delante, que nos atrae hacia la meta.
  3. Carreras que hemos comenzado y que actualmente estamos corriendo. En este caso, conviene hacer una lista de cuántas carreras tenemos abiertas para priorizar las que conviene terminar antes, recordamos esa motivación por el éxito de la que hablaba en el punto 1 (visualizamos el futuro), así como revisar si estamos corriendo impulsados por valores importantes. También valorar si en algunas carreras estamos por rutina, por no defraudar a alguien, u otros motivos no principales, y tal vez deberíamos abandonarlas sin miedo, para enfocarnos en que realmente merecen la pena: más vale pocas y bien ganadas que muchas y sin terminar.
  4. Carreras que hemos terminado con éxito. Estas son las que nos han hecho crecer, y las que nos animan a seguir corriendo otras carreras. La experiencia de éxito, de saboreo del logro, ese recuerdo de que “sí se puede”, es el combustible  para nuestra motivación, esfuerzo y perseverancia en alcanzar todo lo que nos propongamos. Debemos aprender no sólo de los fracasos: con frecuencia se nos olvida que se aprende igual o más de los éxitos, cuando nos preguntamos de qué modo resolvimos los problemas durante la carrera, cómo sorteamos los obstáculos, o cómo afrontamos sus diferentes etapas.

 

Si quieres aprender a aplicar la dinámica que propone el laico redentorista en su artículo, pincha aquí para leerlo completo.