17 Sep Oración 18 septiembre 2017
Canto: El Señor es toda mi fuerza.
1ª LECTURA: 1 Timoteo 2, 1-8
Querido hermano:
Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar un vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.
Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: este es un testimonio dado a su debido tiempo y para el que fui constituido heraldo y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los naciones en la fe y en la verdad.
Quiero, pus, que los hombres oren en todo lugar, alzando unas manos limpias, sin ira ni divisiones.
Palabra de Dios.
SALMO: Sal 27, 2. 7. 8-9
ANTÍFONA: Bendito el Señor, que escuchó mi voz suplicante.
Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.
El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.
El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre.
ANTÍFONA: Bendito el Señor, que escuchó mi voz suplicante.
EVANGELIO: San Lucas 7, 1-10
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de exponer todas sus enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:
«Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga».
Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle:
«Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque también yo soy un hombre sometido a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; y a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».
Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:
«Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».
Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
Palabra del Señor.
ORAR CON LOS SANTOS:
Este ha de ser nuestro único pensamiento en la vida presente, nuestro único afán: ir en busca de Dios para amarle, y de su voluntad para cumplirla, desterrando del corazón todo afecto desordenado a los seres creados. (San Alfonso Mª de Ligorio)
SANTOS DEL DÍA:
José de Cupertino, Sofía, Irene, Terciano, Víctor, Almodia, Cástor, Teodora, Centina, Bonifacio, Fortunato, mártires; Eumenio, Eustorgio, Ferréolo, Justo, Masías, Metodio, Sinerio, Desiderio, obispos; Jacobo, monje; Simón, eremita; Ricarda, emperatriz; Walberto y Bertilia, su esposa.