12 Ene ORACIÓN DEL DÍA 13 enero 2016
CANTO: Habla Señor.
  
 1ª LECTURA: 1º Samuel 3, 1-10. 19-20
 En aquellos días, el niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La palabra del Señor era rara en aquel tiempo, y no abundaban las visiones. Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos empezaban a apagarse, y no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió:
 -«Aquí estoy.»
 Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo:
 -«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
 Respondió Elí:
 -«No te he llamado; vuelve a acostarte.»
 Samuel volvió a acostarse.
 Volvió a llamar el Señor a Samuel.
 Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo:
 -«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
 Respondió Elí:
 -«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.»
 Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo:
 _« Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
 Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel:
 -«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha.”»
 Samuel fue y se acostó en su sitio.
 El Señor se presentó y le llamó como antes:
 -«¡Samuel, Samuel!»
 Él respondió:
 -«Habla, que tu siervo te escucha.»
 Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor.
  
 SALMO: Sal 39, 2 y 5. 7-8a. 8b-9. 10
 ANTÍFONA: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 Yo esperaba con ansia al Señor;
 él se inclinó y escuchó mi grito.
 Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor,
 y no acude a los idólatras,
 que se extravían con engaños.
 Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
 y, en cambio, me abriste el oído;
 no pides sacrificio expiatorio,
 entonces yo digo: «Aquí estoy.»
 «Como está escrito en mi libro para hacer tu voluntad.»
 Dios mío, lo quiero,
 y llevo tu ley en las entrañas.
 He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
 no he cerrado los labios:
 Señor, tú lo sabes.
 ANTÍFONA: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
  
 EVANGELIO: Marcos 1, 29-39
 En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
 Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
 -«Todo el mundo te busca.»
 Él les respondió:
 – «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
 Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios
  
 ORAR CON LOS SANTOS: 
 Te bendigo, Padre celestial, Padre de mi Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación. Tu eres mi gloria y la alegría de mi corazón. Tú mi esperanza y refugio en los días de tribulación. Mas como soy débil en el amor e imperfecto en la virtud, tengo necesidad de tu fortaleza y tu consuelo. Por eso te pido que me concedas con más frecuencias la gracia de tu visita y que me instruyas en tus santos preceptos. (Fray Tomás de Kempis)
SANTOS: 
 Hilario, obispo y doctor; Vero, Kentigerno, obispos; Gumersindo, presbítero; Servideo, monje; Potito, Hérmilo y Estratónico, mártires; Agricio, Leoncio, obispos; Gláfira, Verónica de Binasco, vírgenes; Vivencio, confesor.
 
 			  
 			  
 					