Mártires de Ucrania

Mykolay Charnetskyi nace el 14 de diciembre de 1884 en la aldea de Semakivka, en la Ucrania occidental, en el seno de una familia de campesinos grande y piadosa. Mykolay es el primero de nueve hijos. Recibe su formación básica en la aldea de Tovmach; ingresa más tarde en el colegio de San Nicolás en Stanislaviv (ahora Ivano-Frankivsk).

Mykolay descubre su vocación al sacerdocio a una edad muy temprana. Siendo muy niño expresa su intención de ser sacerdote. En 1903, el obispo Hryhoriy Khomyshyn lo envía a Roma a estudiar. El 2 de octubre de 1909, durante una breve visita a Ucrania, Charnetskyi se ordena sacerdote. El P. Mykolay regresa de nuevo a Roma para continuar sus estudios consiguiendo el doctorado en teología.

Desde 1910, el P. Charnetskyi es profesor de filosofía y teología dogmática en el seminario de Stanislaviv. Es también director espiritual del mismo seminario. Pero en lo más íntimo de su corazón anhela la vida monástica. En octubre de 1919 entra, pues, en el noviciado de Zboiska, Lviv, y el 16 de octubre de 1920 hace la profesión religiosa como Redentorista.

En 1926, los Redentoristas de la Provincia de Lviv, impulsados por el gran deseo de operar la reconciliación entre los cristianos y de convertir espiritualmente al pueblo abandonado, fundan un centro misionero en Kovel, en la región de Volhyn. Puesto que el Padre Charnetskyi es un ardiente misionero, es destinado a aquel centro. Bien pronto se gana el enorme respeto de la población local y hasta del clero ortodoxo. El Padre Mykolay abre un monasterio y una iglesia en Kovel y se esforzó al máximo por preservar la pureza del rito litúrgico oriental. En 1931, el Papa Pío XI toma nota de la obra extraordinaria del Padre Charnetskyi y lo nombra obispo titular de Lebed y Visitador Apostólico de los católicos ucranianos de las regiones de Volhyn y Pidliashsha. Estas regiones se convirtieron en el campo de la actividad del P. Charnetskyi durante 14 años, primero como misionero y, después, como obispo.

Como primer obispo redentorista ucraniano, es perseguido desde el principio de su actividad apostólica. Durante la ocupación soviética de Ucrania occidental, en 1939, los Redentoristas son obligados a dejar la región de Volhyn. El obispo Charnetskyi se traslada entonces a Lviv, al monasterio redentorista de la calle Zyblykevycha (ahora Ivana Franka).

Cuando se lleva a cabo la reapertura de la Academia Teológica de Lviv, en 1941, el Obispo Mykolay se convierte en profesor de filosofía, psicología y teología moral en dicha Academia. Su ecuanimidad, basada en una fe fuerte e imperturbable, su espíritu de obediencia y de oración, es para los estudiantes un buen motivo para considerarlo un hombre santo. El Obispo Mykolay Charnetskyi representa para ellos la imagen del religioso ejemplar y de la persona virtuosa.

En 1944, las tropas soviéticas penetran en Galizia por segunda vez. Da comienzo así la calle de la amargura del obispo Charnetskyi. El 11 de abril de 1945 es detenido e ingresado en prisión por la policía secreta soviética en la calle Lonskoho. El obispo sufrirá mucho: interrogatorios en plena noche, crueles palizas y diversas torturas. Más tarde es trasladado a Kiev donde padecerá otro año de sufrimientos mientras es trasladado su caso a los tribunales. El Obispo Mykolay Charnetskyi es condenado a diez años de prisión por el crimen de ser un “agente del Vaticano”. Pasa todo este tiempo junto al Arzobispo de la primera ciudad de Mariinsk, en la región de Kemeroc (Siberia), Mons. Yosyf Slipyi, y, más tarde, en algunas otras prisiones.

Según fuentes fidedignas, durante el tiempo de su prisión (desde su detención en Lviv, abril de 1945, hasta su liberación, 1956), el Obispo Charnetskyi padece en total 600 horas de torturas e interrogatorios y pasa el tiempo de su prisión en 30 cárceles y campos de concentración distintos. A pesar de todos estos sufrimientos, el obispo logra encontrar siempre una palabra de consuelo para sus compañeros de prisión. Los conforta espiritualmente y los conoce a todos por su nombre. No es de extrañar, por tanto, que el obispo Charnetskyi fuera tan popular entre los prisioneros: fue para ellos la única fuente de consuelo en ese tiempo.

El obispo Mykolay Charnetskyi transcurre los últimos años como prisionero en un hospital de la cárcel de Mordovia. En 1956, su salud empeora hasta el punto de que los médicos ya no alimentan esperanza alguna de que sobreviva. Han confeccionado ya para el obispo Charnetskyi el vestido especial previsto para la sepultura de los prisioneros. Vista su desesperada situación y para evitar ser inculpados de la muerte del obispo, la administración de la prisión decide excarcelarlo y enviarlo a Lviv. Tras su retorno a Lviv en 1956 y habiendo contraído hepatitis y una gran cantidad de otras enfermedades, el obispo Mykolay Charnetskyi es hospitalizado enseguida. Todos piensan que morirá de un momento a otro. Pero los planes del Dios son diversos. Decide prolongarle la vida de hombre de fe de cuya actividad tanta necesidad tiene la Iglesia ucraniana. El obispo sana y se traslada a un piso, al n. 7 de la calle Vechirnia, junto al Hermano Klymentiy, C.Ss.R. Allí continúa el Obispo Charnetskyi con su apostolado de perseverancia y oración. Dedica la mayor parte de su tiempo a la oración y a la lectura. Quien lo visita durante aquel período testimonia haberlo encontrado a menudo en éxtasis. Durante su permanencia en Lviv, el Obispo Charnetskyi permanece fiel a su misión de Buen Pastor y sustenta espiritualmente a sus cohermanos, prepara candidatos al sacerdocio y ordena a más de diez sacerdotes.

Desgraciadamente, la curación “milagrosa” del obispo Charnetskyi no dura mucho. El 2 de abril de 1959, el obispo muere en olor de santidad. Sus últimas palabras son un grito dirigido a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Los funerales del obispo tienen lugar el 4 de abril de 1959. La narración de su funeral, guardada en el archivo de la Provincia CSsR de Yorkton (Canadá), acaba con las siguientes palabras: “Todos creemos que llegará el día de su canonización porque fue verdaderamente un obispo santo”.

Todos los que conocieron al obispo Mykolay Charnetskyi testimonian unánimemente su santidad. No sorprende, por tanto, que muy poco tiempo después de su muerte gran cantidad de gente se dirigiera a él con sus oraciones. Ante la tumba del obispo, en el cementerio de Lychakiv, es fácil percibir esta impresión de santidad y de poder de intercesión ante Dios. Son muchas las personas que visitan la sepultura del Obispo Charnetskyi para encomendarse a él y pedir su intercesión al orar por sus diversas intenciones. Una mujer, a la que le habían amputado el brazo, toma tierra de la tumba del obispo y lo unta sobre el muñón que le queda. Se cura totalmente del mal que le ocasionó el daño. Desde entonces, la gente no cesa de tomar tierra de su tumba como remedio contra las diversas enfermedades.

Tomando nota de los testimonios de la vida de virtud del obispo Mykolay Charnetskyi y, sobre todo, de su fortaleza, de su ánimo y de su fidelidad a la Iglesia de Cristo durante el período de su persecución, el proceso de su beatificación comenzó en 1960. El 2 de marzo de 2001 se concluye a nivel de Eparquía y la causa es enviada a la Santa Sede. El 6 de abril de 2001, la comisión teológica reconoce el hecho del martirio del obispo Charnetskyi. El 23 de abril es estudiado su martirio por la asamblea de los Cardenales y el 24 de abril de 2001 el Santo Padre Juan Pablo II firma el decreto de beatificación del obispo Mykolay Charnetskyi, como beato mártir de la fe cristiana.

Vasyl Vsevolod Velychkovskyi nace el 1 de junio de 1903 en Stanislaviv (ahora Ivano-Frankivsk) en el seno de la familia de los Velychkovskyi y Teodorovych, ambas con una larga tradición de sacerdotes entre sus miembros. Los padres de Vasyl, Volodymyr y Anna, educan a sus hijos en un espíritu de devoción cristiana. Este es el motivo por el que Vasyl alimenta desde la infancia el deseo de trabajar por la salvación de las almas.

Vasyl Velychkovskyi recibe su formación primera en la ciudad de Horodentsi. Ardiente patriota, y ya con quince años, se alista en la armada de Galizia en Ucrania para luchar por la independencia de su madre patria durante la Primera Guerra Mundial. De vuelta a casa en 1920, sano y salvo, Vasyl Velychkovskyi entra en el seminario de Lviv. En 1924 es ordenado diácono por el Arzobispo Andrey Sheptytskyi. Es entonces cuando Vasyl Velychkovskyi descubre su vocación religiosa. Con ayuda de su tía Mónica entra en el noviciado redentorista y al año siguiente, el 29 de agosto de 1925, profesa los votos de pobreza, castidad y obediencia. Dado que ha completado ya sus estudios de teología, al terminar su noviciado es ordenado sacerdote el 9 octubre del mismo año por el Obispo Y. Botsian.

Desde el inicio de su vida religiosa, sus superiores advierten su extraordinario talento de misionero. A fin de desarrollar estas dotes, tras haber enseñado durante dos años en el seminario menor redentorista, “Jovenado”, Vasyl es destinado a Stanislaviv para dirigir misiones junto a dos cohermanos más experimentados. El Padre Velychkovskyi da comienzo, así, a su actividad apostólica que durará 20 largos años – hasta el principio de la persecución de la Iglesia greco católica ucraniana.

El 16 de noviembre de 1928, el Padre Velychkovskyi es destinado al monasterio redentorista de Kovel. Se entrega enseguida al trabajo misionero que se realiza en las colonias de gentes de Galizia, dispersas en las regiones de Volhyn y Pidliashshia, Kholm y Polissia, y que se han separado de la Iglesia greco católica para adherirse a la Iglesia rusa ortodoxa. Además de dedicarse a las colonias de galizios, el P. Velychkovskyi organiza misiones para la población local de Volhyn, Polissia y Belarus. Con la ayuda económica del Arzobispo Sheptytskyi y de otros bienhechores, construye varias iglesias y capillas. En 1935, el P. Velychkovskyi regresa al monasterio de Stanislaviv para desempeñar el cargo de superior.

El P. Velychkovskyi continúa su actividad apostólica a gran escala a pesar de que en 1939 la Iglesia greco católica es perseguida por los soviéticos que han ocupado ya Ucrania occidental. En 1940 organiza una procesión con la participación de veinte mil fieles que, cargando con la cruz, atraviesan las calles de Stanislaviv. A pesar de las amenazas de la policía secreta soviética, el Padre Velychkovskyi no se arredra. En 1941, a petición del Arzobispo Sheptytskyi, parte para Ucrania central a fin de trabajar entre los ucraniano ortodoxos de Kamianets-Podilskyi. La actividad del nuevo sacerdote en favor de Ucrania despiertan, sin embargo, la sospecha de los alemanes que ya han ocupado la ciudad. Apenas tres días después de su llegada, el Padre Velychkovskyi es acusado de colaborar con las organizaciones de resistencia nacional ucraniana y es conminado a abandonar la ciudad en el plazo de veinticuatro horas. Se traslada a Ternopil y desempeña en esta ciudad el cargo de superior de la iglesia-monasterio de la Dormición.

En 1945, habiéndose apoderado el régimen soviético por segunda vez de Galizia, son detenidos en la noche del 10-11 de abril los representantes de toda la jerarquía greco católica. El 26 de julio de 1945, el Padre Vasyl Velychkovskyi es detenido en Ternopil imputándosele el delito de “propaganda antisovietica”. Durante el interrogatorio se le da la oportunidad de adherirse a la Iglesia rusa ortodoxa a cambio de su libertad. La respuesta es: “¡Jamás!” Más tarde, el Padre Velychkovskyi es trasladado a la prisión de Kiev donde durará la investigación de su caso unos dos años. Finalmente, el tribunal regional de Kiev lo condena a muerte por dos frases de carácter anticomunista (“horda roja” y “banda roja”) impresas en un calendario de bolsillo publicado por el Padre Velychkovskyi en Stanislaviv en 1939.

Durante los tres meses de prisión en una celda de condenados a muerte, el P. Velychkovskyi continúa fiel a sus obligaciones de sacerdote. Enseña a los prisioneros a orar; los instruye en las verdades de la fe cristiana y los prepara a recibir los Sacramentos. Los conduce a las puertas del Cielo. Llega finalmente la noche en que los guardias lo escoltan hasta fuera de la celda. No lo conducen, sin embargo, hasta el lugar de la ejecución, sino al despacho de la administración de la prisión. Una vez allí, le informan de que su sentencia a muerte ha sido conmutada por diez años de prisión. Durante los dos primeros años, el Padre Velychkovskyi es recluido en un campo de la región de Kirovsk; más tarde es trasladado a las minas de Vorkuta. A pesar del trabajo extenuante, el Padre Velychkovskyi celebra la Eucaristía casi a diario – usa como cáliz una lata. “Aquella lata”-dice el Arzobispo Hermaniuk -“fue su cáliz, su patena, su altar, su iglesia y nada pudo destruir dicha iglesia porque [estaba fundada sobre su] fortísima convicción y sobre la gracia de Dios”. Muchos meses antes de su liberación, los amigos y compañeros prisioneros del Padre Velychkovskyi se las ingenian para que pueda trabajar, en lugar de en la mina, en el hospital de la prisión. Un cambio que le salva la vida porque diez años de prisión y de trabajos forzados le han quebrantado la salud. El 9 de julio 1955, el Padre Velychkovskyi es puesto en libertad.

A su regreso a Lviv, el Padre Velychkovskyi no encuentra ni iglesia ni capilla donde ejercer su ministerio, pero esto no lo desalienta. Se establece en un desván del número 11 de la calle Vozzyednannia. Allí construye un altar con viejas cajas de cartón. Los fieles visitan al Padre en pequeños grupos de cinco o seis a fin de participar en la eucaristía. Durante el período de clandestinidad de la Iglesia greco ortodoxa no teme celebrar la misa todos los días, dirigir ejercicios espirituales, y ser director espiritual de muchos devotos cristianos. En 1959, la Sede Apostólica nombra al Padre Vasyl Velychkovskyi obispo de la “Iglesia del Silencio”. A causa de la difícil situación por la que atraviesan las relaciones entre el vaticano y la Unión Soviética, su ordenación episcopal no tendrá lugar hasta cuatro años después.

El decenio de prisión no ha “corregido” o cambiado al Obispo Velychkovskyi. Continúa “difundiendo propaganda anticomunista entre la gente, no participa en trabajos de utilidad social, no cumple con sus deberes de ciudadano soviético; escribe un libro sobre el icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en que trata de probar, con ejemplos específicos, que los ateos no pueden ser buenos ciudadanos; escucha las transmisiones de radio Vaticana”. Esta lista de acusaciones basta para justificar una nueva detención del Obispo Vasyl Velychkovskyi que tiene lugar el 2 de enero de 1969. Esta vez la reclusión durará tres años. Se cumplirán en Kommunarsk, cerca de Donbass, y serán causa de un serio ataque al corazón del Obispo Velychkovskyi.

El 27 de enero de 1972 finaliza el segundo período de prisión. Esta vez se le prohíbe al obispo Velychkovskyi regresar a Lviv. Es enviado a Yugoslavia para que “descanse”. Aprovecha para visitar a su hermana en Zagreb y luego parte para Roma donde encuentra al Patriarca Yosyf Slipyi. Mantiene también una conversación privada con el Papa Pablo VI. Poco después, a invitación del Arzobispo Maksym Hermaniuk, el Obispo Velychkovskyi parte para Canadá.

Desgraciadamente, su estancia en la diáspora ucraniana del Canadá no durará mucho. El 30 de junio de 1973 el Obispo Velychkovskyi muere a la edad de 70 años después de haber ejercido durante 10 años su ministerio episcopal. Aunque su corazón ya no late en su cuerpo, sigue golpeando nuestras almas: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días. Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).

Teniendo en cuenta los testimonios sobre la vida virtuosa del Obispo Vasyl Velychkovskyi y, sobre todo, su perseverancia, su ánimo y su fidelidad a la Iglesia de Cristo durante el período de persecución, el proceso de beatificación dio comienzo con ocasión del año Jubilar. El 2 de marzo de 2001, concluido el proceso a nivel de Eparquía, el caso es trasladado a la Sede Apostólica. El 6 de abril de 2001, la comisión teológica reconoce el hecho del martirio del Obispo Vasyl Velychkovskyi. El 23 de abril es estudiado este mismo martirio por la asamblea de los Cardenales y el 24 de abril de 2001 el Santo Padre Juan Pablo II firma el decreto de beatificación del Obispo Vasyl Velychkovskyi, beato mártir de nuestra fe cristiana.

Iván Ziatyk nace el 26 de diciembre de 1899 en la aldea de Odrekhova, a una veintena de kilómetros al sureste de la ciudad de Sanok (ahora territorio polaco). Sus padres, Stefan y Maria, son campesinos pobres. A los 14 años, Iván pierde al padre. La madre y el hermano mayor, Mykhailo, que asume el papel de padre, deben pensar en la educación del niño.

Iván es un niño muy tranquilo y dócil. Ya desde la escuela primaria demuestra ser un alumno dotado. Se nota también la profunda piedad del chico. Completa su formación media y superior en el colegio de Sanok donde estudia del 1911 al 1919. Se pueden advertir sus óptimos resultados académicos y su comportamiento ejemplar. En 1919, Iván Wiatyk entra en el Seminario católico ucraniano de Przemysl y el 30 de junio de 1923 obtiene la licenciatura con mención especial. El mismo año, terminados los estudios teológicos, es ordenado sacerdote.

De 1925 a 1935, el P. Ziatyk trabaja como Director del Seminario católico ucraniano en Przhemysl. A la dirección espiritual de los seminaristas añade su aportación a la formación intelectual de aquéllos: enseña catequética y teología dogmática en el mismo seminario. Además, desarrolla la tarea de director espiritual y de profesor de catequesis en el Colegio femenino ucraniano de Przemysl.

El P. Iván Ziatyk es persona muy amable, obediente, intensamente espiritual. Quien lo encuentra queda impresionado por su persona. Durante largo tiempo, el P. Ziatyk alimenta el deseo de entrar en un monasterio. Aunque a sus superiores eclesiásticos no les agrada esta idea, el P. Iván Ziatyk toma su decisión final el 15 de julio de 1935 y entra en la Congregación Redentorista.

Terminado su noviciado en 1936, en Holosko (Lviv), el P. Ziatyk es enviado al monasterio de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Stanislaviv (ahora Ivano-Frankivsk). Sin embargo, no permanecerá largo tiempo allí: en el otoño de 1937, el Padre Ziatyk es trasladado a Lviv, al monasterio de la calle Zyblykevycha (ahora Ivana Franka), nn. 56-58. Allí asume el cargo de ecónomo del monasterio. Sustituye allí también al superior, Padre De Vocht, que debe ausentarse. En 1934, los Redentoristas abrieron su Seminario de Holosko y el Padre Ziatyk es destinado al mismo como profesor de Sagrada Escritura y Teología Dogmática. Del 1941 al 1944 es superior del monasterio de la Dormición de la Madre de Dios, en Ternopil, y del 1944 al 1946 es superior del monasterio de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Zboiska (Lviv) en el que se encuentra el seminario redentorista (Jovenado).

El fin de la Segunda Guerra Mundial señala el comienzo de un terrible período para la historia de Ucrania, para la Iglesia greco católica y para la Provincia Redentorista de Lviv. Son arrestados todos los obispos greco católicos y en la primavera de 1946 la policía secreta soviética reúne a los Redentoristas de Termopil, Stanislaviv, Lviv y Zboiska en Holosko, confinándolos en un ala sin calefacción del monasterio. También el Padre Ziatyk está entre éstos. Los Redentoristas permanecen allí durante dos años bajo la constante vigilancia de la policía secreta. Se les pasa revista tres o cuatro veces por semana. Los cohermanos son sometidos frecuentemente a duros interrogatorios durante los que, naturalmente, se les ofrecen diversos beneficios a cambio de su renuncia a la fe y a la vocación monástica. El 17 de octubre de 1948, a todos los Redentoristas de Holosko se les hace subir a camiones que los transportan al monasterio Estudita de Univ.

Casi de inmediato, el Provincial redentorista, Padre Joseph De Vocht, es expatriado a Bélgica. Antes de su salida, deja el cargo de Provincial de la Provincia de Lviv y de Vicario General de la Iglesia greco católica ucraniana en manos del Padre Iván Ziatyk, atrayendo así sobre él todo la atención de la policía. El 5 de enero de 1950 deciden arrestarlo y el 20 de enero ejecutan dicha orden. Tras numerosos interrogatorios, el 4 de febrero de 1950, el Padre Iván es acusado del siguiente delito: “Iván Ziatyk ha sido efectivamente miembro de la orden de los Redentoristas desde 1936; promueve las ideas del Papa Romano y se dedica a la difusión de la Fe católica en todo el mundo y a hacer que todos se hagan católicos”.

Las investigaciones sobre Ziatyk durarán dos años y el P. Ziatyk vive todo este tiempo entre las paredes de las prisiones de Lviv y Zolochiv. Tan solo durante el tiempo que va del 4 de julio de 1950 al 16 de agosto de 1951 es interrogado 38 veces; en total, serán 72 los interrogatorios. A pesar de las terribles torturas que acompañan cada sesión, el Padre Ziatyk no traiciona su fe ni se somete al régimen ateo, aunque sus parientes más cercanos tratan de persuadirlo.

El veredicto le es anunciado en Kiev el 21 de noviembre de 1951. Es condenado a 10 años de prisión por haber “colaborado con la organización nacional antisoviética y con la propaganda antisoviética”. Será internado en el campo de concentración de prisioneros de Ozernyl, cerca de la ciudad de Bratsk, en la región de Irkutsk.

Durante su reclusión, el Padre Ziatyk padece terribles torturas. Según algunos testigos, el Viernes Santo del 1952, el Padre Iván Ziatyk es violentamente golpeado, se le sumerge en agua helada y se le deja allí, inconsciente, a la intemperie del frío siberiano. Los golpes y el frío lo conducirán a la muerte tres días más tarde, el 17 de mayo de 1952, en el hospital de la prisión. El Padre Ziatyk es enterrado en el distrito de Taishet de la región de Irkutsk. El Gran Arquitecto prepara así otro precioso lugar para él en el gran mosaico del martirio.

Tomando nota de las declaraciones y testimonios de la vida de virtud del Padre Iván Ziatyk y sobre todo de su tenacidad, de su ánimo y de su fidelidad a la Iglesia de Cristo durante el período de persecución, se inicia su proceso de beatificación con ocasión del año Jubilar. El 2 de marzo de 2001, el proceso concluye a nivel de Eparquía y al caso es trasladado a la Sede Apostólica. El 6 de abril de 2001, la comisión teológica reconoce el hecho del martirio del Padre Ziatyk y el 23 de abril su martirio es examinado por la asamblea de Cardenales. Por fin, el 24 de abril de 2001, el Santo Padre Juan Pablo II firma el decreto de beatificación del Padre Iván Ziatyk como beato mártir de la fe cristiana.

Zynoviy Kovalyk nace el 18 de agosto de 1903 en la aldea de Ivachiv Horishniy cerca de Ternopil, en el seno de una familia campesina y pobre. Antes de hacerse religioso trabaja como maestro de primaria en su aldea. Tiene un carácter fuerte y no llega nunca a componendas con su fe. Desde su infancia, el sueño de Wynoviy es ser sacerdote. Una vez descubierta su vocación a la vida consagrada, Wynoviy Kovalyk entra en los Redentoristas. Profesa el 28 de agosto de 1926; poco después es enviado a Bélgica a fin de completar sus estudios de filosofía y teología.

De regreso a Ucrania, Wynoviy Kovalyk es ordenado sacerdote el 9 de agosto de 1932; celebra su primera misa solemne el 4 de septiembre en su aldea natal, Ivachiv. Los pequeños iconos que conmemoran su ordenación llevan el siguiente texto: “Oh Jesús, acéptame (como sacrificio) juntamente al Santo Sacrificio de tu Cuerpo y de tu Sangre: recíbelo por la Santa Iglesia, por mi Congregación y por mi madre patria”. Cristo aceptó estas palabras que fueron una auténtica ofrenda. Bien pronto supo el Padre Kovalyk que estas palabras habían sido proféticas y que también muy pronto – solamente nueve años más tarde – habrían de cumplirse con su martirio.

Tras su ordenación, el Padre Kovalyk parte juntamente con el obispo Mykolay Charnetskyi hacia la región de Volhyn a fin de trabajar en la obra de reconciliación con los ortodoxos ucranianos. El joven sacerdote es una auténtica alegría para sus cohermanos. El Padre Kovalyk tiene espíritu, tiene una bonita voz y posee una dicción muy cuidada. Es buen cantor y un auténtico predicador que encandila a todos. Su devoción y labor apostólica atrae a millares de personas. El Padre Kovalyk ama de todo corazón a la Madre de Dios y no deja nunca de mostrar su sincera piedad hacia Maria. Estas cualidades hacen ciertamente que el Padre Kovalyk tenga un gran éxito en su actividad misionera.

Tras varios años de trabajo en la región de Volhyn, el Padre Kovalyk se traslada a Stanislaviv (ahora Ivano-Frankvsk) para dirigir las misiones que se dan en la ciudad y en las aldeas circunstantes. En 1939, poco antes de la invasión soviética, se traslada a Lviv, al monasterio redentorista de calle Wyblykevycha (ahora Ivana Franka) y se encarga de la economía del monasterio.

El celoso sacerdote continúa también predicando la Palabra de Dios cuando da comienzo la invasión soviética. Un campo importante del trabajo del P. Kovalyk es el de las confesiones; es una actividad apostólica en la que tiene particular éxito: está siempre rodeado de gran número de fieles que buscan su ayuda espiritual.

Mientras la mayor parte de los ucranianos de Galizia se encuentran acobardados por el terror, el Padre Wynoviy da muestras de un ánimo admirable. Muchos predicadores se han vuelto ya extremadamente cautos en sus sermones. Tratan de eludir los temas espinosos de la actualidad y se centran en exhortar al pueblo a ser fiel a Dios. El Padre Kovalyk, por el contrario, no tiene nunca miedo a condenar abiertamente las costumbres ateas introducidas por el régimen soviético. Sus sermones causan un fuerte impacto en los oyentes pero, al mismo tiempo, son un peligro no pequeño para el predicador. Avisado por los amigos del posible peligro que corre a causa de su modo de predicar, el Padre Kovalyk responde: “Acogeré con alegría la muerte, si ésta fuera la voluntad de Dios, pero no abandonaré nunca mis compromisos con mi conciencia de predicador”.

Él último gran sermón del Padre Kovalyk tuvo lugar en Ternopil el 28 de agosto de 1940 con ocasión de la fiesta de la Dormición de la Madre de Dios. Aquel día los fieles que escuchaban al Padre Kovalyk eran alrededor de diez mil. Su sueño de martirio se realizaría pocos meses más tarde.

La noche del 20-21 de diciembre de 1940, los agentes de la policía secreta soviética penetraron en el monasterio de los Redentoristas para detener al Padre Kovalyk por sus sermones con ocasión de la Novena de la Inmaculada que tuvieron lugar en la iglesia del monasterio. Antes de dejar a sus cohermanos, el Padre Kovalyk pidió a su superior, Padre De Vocht, su última bendición y absolución.

Durante mucho tiempo los Redentoristas trataron de saber el paradero de su cohermano detenido, pero solo hasta abril de 1941 no llegaron a saber que el Padre Kovalyk había sido confinado como preso en la calle Zamarstynivska (la famosa prisión “Brygidky”). Durante su reclusión, que duraría seis meses, el Padre Kovalyk padece 28 penosos interrogatorios; tres veces es conducido a otras tantas cárceles para ser interrogado en ellas. Después de uno de estos interrogatorios, especialmente acompañado de torturas, el Padre Kovalyk enferma a causa de una hemorragia masiva.

Mientras permanece recluido en la prisión, el Padre Kovalyk continúa con su labor apostólica. Comparte una mísera celda (4,20m por 3,50m) y sin mobiliario alguno con otros 32 compañeros. El Padre Kovalyk reza el rosario todos los días juntamente con los prisioneros y un rosario entero el domingo. Además, dirige la oración litúrgica; durante el mes de mayo organiza plegarias a la Madre de Dios y el día de Reyes invita a sus compañeros a la bendición del agua. Además de orar, el Padre Kovalyk administra el sacramento de la reconciliación, dirige ejercicios espirituales y enseña el catecismo, consuela a sus compañeros narrando – con su estilo típico e ingenioso – diversas historias religiosas. No es de asombrar, por tanto, el hecho de que los prisioneros – gente con una extrema necesidad de esperanza y de consuelo – quisieran de todo corazón al Padre Kovalyk por su celo apostólico.

En 1941, cuando las tropas alemanas comienzan su ofensiva, los guardianes de la prisión, ansiosos por huir, y al ver que no pueden llevar consigo a los prisioneros, disparan sobre ellos. Pero no les basta con la intención de matar al Padre Kovalyk disparándole; recordando sus sermones sobre Cristo crucificado, lo clavan en el muro de la prisión a la vista de sus compañeros prisioneros.

Cuando las tropas alemanas entran en Lviv, abren rápidamente las cárceles para limpiar el lugar de la pila de cadáveres putrefactos. La gente corre a las prisiones con la esperanza de encontrar algún pariente. Todos testimoniarán la horrible visión de aquel sacerdote crucificado en la pared de la prisión, su abdomen abierto en canal y en su interior un feto humano.

Para describir al Padre Zynoviy Kovalyk podemos emplear justamente las palabras de vísperas del común de Mártires que se refieren al soldado glorioso e invencible que, armado con la Cruz, vence al enemigo y recibe la corona de la victoria del único Vencedor y Dios que reina por siempre. El dichoso martirio del Padre Zynoviy Kovalyk puede servir como representación gráfica de las siguientes palabras de la Biblia: “Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. A los ojos de los insensatos pareció que habían muerto; se tuvo por quebranto su salida, y su partida de entre nosotros por completa destrucción; pero ellos están en la paz su esperanza estaba llena de inmortalidad; por una breve pena recibirán largos beneficios, pues Dios los sometió a prueba y los halló dignos de sí” (Sab. 3, 1.4-5).

Teniendo en cuenta los testimonios sobre la vida virtuosa del P. Zynoviy Kovalyk y, sobre todo, su perseverancia, su ánimo y su fidelidad a la Iglesia de Cristo durante el período de persecución, su proceso de beatificación se inició con ocasión del año Jubilar. Concluido el proceso a nivel de Eparquía, el 2 de marzo de dicho año es enviada la causa a la Sede Apostólica. El 6 de abril, la comisión teológica reconoce el martirio del Padre Kovaly; el 23 del mismo mes es estudiado su martirio por la asamblea de Cardenales y el 24 de abril de 2001 el San Padre Juan Pablo II firma el decreto de beatificación del P. Zynoviy Kovalyk, beato mártir de la fe cristiana.