Silencio de amor

Silencio de amor

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Título original: Tous les soleils.

Dirección y guion: Philippe Claudel.

País: Francia.

Año: 2011.

Duración: 106 min.

Género: Comedia dramática.

Temática: mirada amable al realismo de la vida; conflicto intergeneracional; adolescentes; familia desestructurada.

Intérpretes: Stefano Accorsi, Neri Marcorè, Clotilde Courau, Lisa Cipriani, Anouk Aimée…

Estreno en Francia: 30.03.11.

En España: 22.07.11.
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Sinopsis

Alessandro es un italiano relativamente joven. Reside en Estrasburgo, donde imparte clases como profesor de música barroca. Viudo desde hace tiempo, vive con su hija Irina y su hermano Luigi. La convivencia familiar funciona sin mayores sobresaltos, aunque hasta cierto punto: Alessandro ama su trabajo y se vuelca sobre los demás, pero no acaba de superar la ausencia de su esposa y se irrita al comprobar que su hija se le va de las manos. Irina, de quince años, se encuentra metida de lleno en la azarosa travesía de la adolescencia; admira y quiere a su padre, pero conecta mejor con su tío. Luigi vive el presente como de prestado; anarquista “de profesión”, este auto-marginado simpático y pseudo-revolucionario se ha enclaustrado en la casa de su hermano; no se cansa –aunque en vano– de pedir asilo político a las autoridades francesas y se niega a volver a Italia o a salir a la calle mientras Berlusconi permanezca en el poder. Las cosas se complican cuando Irina descubre los primeros balbuceos del amor y la vida del mismo Alessandro se ve confrontada con cambios, para él tan inesperados como alarmantes.

El punto de vista cinematográfico

Silencio de amor pone ante nosotros un puzle colorista de personajes y situaciones como piezas inconexas que, no obstante el aparente desajuste de sus perfiles disparatados, se atraen entre sí y radiografían amablemente el realismo de la vida cotidiana. Envuelto en una banda sonora fascinante y sostenido por unos protagonistas perfectamente acoplados a la escurridiza ductilidad que exigen sus personajes, el film discurre con ritmo ameno y vitalista entre continuos borbotones de humor, poesía, simpatía contagiosa y sensibilidad. De paso y en tono distendido nos deja un sugerente manojo de temas, tales como: el peso oprimente del recuerdo, cuando nos amarra traumáticamente al pasado; el conflicto intergeneracional con sus encuentros y desencuentros; la contestación antisistema, abordada a medio camino entre el alegato radical y el tono histriónico; nuevos formatos de familia, reales y frecuentes, aunque no ideales; el mundo ambivalente de Internet; el poder regenerativo y equilibrante de la música, la poesía y la pintura; la experiencia del nacer y renacer al amor… Me detengo en un par de bocetos.

 

Una mirada amable al realismo de la vida

1.-   Telón de fondo: microcosmos de una “Unión Europea” anónima y común

A lo largo de la película Claudel firma su europeísmo crítico con rasgos semi-ocultos, pero contundentes. Entendido en clave de parábola socio-político-cultural, el film podría pasar por una calcomanía trasparente de esa Europa creída y suficiente, que se postula intencionalmente como conjunto de (casi) todos los bienes envidiables con algún que otro desajuste, injusticia… Al horizonte de referencias europeístas pertenecen, por ejemplo: el mismo escenario del film; la imagen de familia; la diversidad de sus integrantes; el lenguaje bilingüe entremezclado con espontaneidad; el trasvase personal y profesional por encima de fronteras nacionales. Y en tono más crítico: el trasfondo de malestar político con punzadas contestatarias contra el sistema establecido; la moral inmovilista; el irritante formalismo democrático; el acceso al poder de gobernantes hueros e impresentables…

2.-   Superar el pasado, nacer de nuevo

Silencio de amor centra su atención en tres personajes desubicados emocionalmente. Cada cual en su propia órbita intenta salir a flote. Su trauma es el pasado. El proceso de crisis que recorren presenta un panorama interior común y diferente itinerario.

El panorama común: inestabilidad psicológica, desasosiego y fenecimiento de ilusiones: Alessandro, con el trauma no superado de la muerte de su esposa; Luigi, con la brecha irredenta de su inconformismo estéril; Irina, con los hervores de la adolescencia a flor de piel. Y de fondo, contagiándose mutuamente, el mal de amor no cumplido o la insatisfacción existencial.

Itinerarios diferentes:

a) Alessandro: el peso del pasado.- Es una buena persona, un pequeñoburgués en horas bajas. Culto y bienhechor sin remilgos, arrastra también un buen equipaje de prejuicios intrafamiliares. El itinerario de su trauma parece focalizarse en las quebradizas relaciones con su hermano mayor y su hija; pero solo aparentemente, porque la raíz verdadera tiene origen en el fondo de su persona: “mientras se esfuerza por ser el padre perfecto, se ha olvidado de reconstruir su vida afectiva”. Su trauma no superado consiste en el recuerdo torturante de la muerte de su esposa. Anclado en el pasado, rinde culto a un amor ausente, que le roba el disfrute del presente. Parece feliz, pero vive triste y vacío. En él se ha instalado de manera peligrosamente estéril el desamor.

b) Luigi: el fatuo fulgor de una utopía inconsistente.- Luigi también está enamorado del pasado y vive atado a él; en su caso, el pasado traumático es la idea de un mundo utópico, una sociedad fuera de la realidad. No acepta las poliédricas apariciones del “mal del poder”. Su itinerario, amable pero radical y corrosivo, deriva su insatisfacción por derroteros de contestatario antisistema e histriónico gesticulador.

c) Irina: el pasado como cadena insoportable.- La adolescente con maneras de adulta precoz también se siente esclavizada por el pasado. Éste se le interpone como obstáculo en el camino, como losa y cadena que la retienen y no le permiten despertar, crecer, correr y vivir en libertad. Su itinerario a través de la crisis de adolescencia pasa por la prisa y el ansia por dar salida a su restallante personalidad. Tiene fe en un presente mejor. Con argumentos vitalistas desmonta los convencionalismos de su padre, le echa en cara su vida lánguida en desamor. “No quiero acabar como tú –le dice–: solo, viejo, con el corazón seco por no usarlo”.

3.-   Vivir es formidable: actitudes generadoras de felicidad

La terapia que Claudel sugiere para “nacer de nuevo” pasa por el acercamiento realista a la sociedad con todos sus contrastes desde una visión esperanzada y risueña. Todo ello concretado en actitudes esparcidas por todo el film, como: esperanza, optimismo, humor, simpatía, sensibilidad, ternura, ganas de vivir, amor, felicidad… Así aflora, vehiculada por la magia de bellísimos momentos poético-musicales, en los tres personajes centrales del film.

a) El paradigma “Luigi”: “los locos sirven para algo”. Así describe Alessandro a su hermano. En él, el proceso terapéutico recorre un camino de ida: negar el pasado, acabar con toda andadura vieja, sucia. Y otro, casi imperceptible, de vuelta; a la acusación frontal de su hermano, que le describe como holgazán parásito, responde Luigi con dignidad ofendida: ocuparse de la casa, preparar la comida, lavar y planchar la ropa, mantener la estabilidad familiar…, también es una forma de gratuidad constructiva. En otro momento, este pintor ácrata y esquivo, proclama su verdad libertaria: “La pintura habla a la Humanidad entera sin lenguas, sin fronteras, sin engaños”. El arte –viene a decir– regenera.

b) El paragma “Alessandro”: el renacimiento del amor: Alessandro es, sin duda, el personaje más vulnerado. Pero también el más capacitado para resurgir. Los impulsos de recreación le llegan de su flexibilidad mental, del universo de la poesía y la música, del círculo de amigos; y ,sobre todo, de Irina y Florence. Su hija considera que su padre está demasiado solo; y en connivencia con Luigi idea un plan para encontrarle novia. El plan fracasa. Y es aquí cuando entra en juego Florence. El encuentro con ella desata en Alessandro todas las amarras y le abre a un horizonte nuevo que le permite renacer al amor.

c) El paradigma “Irina”: la experiencia del nacimiento del primer amor: Esta quinceañera es un pequeño volcán humano en forma agraciada de mujer en ciernes. Inteligente y vitalista, siente que algo está para nacer y no quiere perdérselo ni consiente que se lo hagan perder. Resulta verdaderamente impactante y lúcido el diálogo mantenido entre Irina y Alessandro, cuando éste descubre a su hija besándose con su novio. El diálogo entre ambos constituye el compendio de confrontación entre padre e hija, entre una forma de ver desconectada de la realidad y otra de salir al encuentro de la vida nueva.

Diálogo entre padre e hija

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Diálogo entre padre e hija [en la escena en que Alessandro (A) recrimina a Irina (I) por besarse con su amigo; o, en versión del padre: por “darse el lote con un chico”]:

I     Tú no sabes lo que es besar; así que déjalo.

A    ¿Eh? ¿De qué me hablas?

I     ¡No estamos en la Edad Media!

A    Escucha, escucha Irina. Apenas conoces a ese chico.

I     ¡Qué sabes tú! ¡Hace semanas que salimos juntos!

A    ¿Semanas? ¿Y qué? ¿Es eso una vida?

I     ¿Y qué hago? ¿Esperar quince años para darle un beso? ¿Tenerle esperando hasta que se canse y se largue con otra?

A    ¿Estás diciendo que…?

I     ¡Cállate! Estoy harta de que me eches la bronca por todo. ¡Escúchame de una vez! Eres un ejemplo a seguir, pero no en este tema. ¿O quieres que me meta monja para hacerte feliz?

A    Yo no he dicho eso (pausa). Hablaremos mañana.

I     Fíjate en ti, en tu vida.

A    ¿Mi vida?

I     Se supone que tu tarantela es una música que cura. Pero tú no estás curado. Yo lo que quiero es respirar, amar. No quiero acabar como tú: solo, viejo, con el corazón seco por no usarlo.

A    ¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo? (Irina abraza a su padre)

I     En lugar de asfixiarme como si fuera un bebé, deberías ocuparte de ti y dejarme en paz (le besa en la mejilla). Buenas noches.

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