Silencio interior

Silencio interior

Para permanecer en Cristo mantén en todo el silencio interior.

El silencio interior reclama, en primer lugar, el olvido de sí, para sosegar las voces discordantes y dominar la preocupación obsesiva, en el continuo volver a empezar de un hombre jamás desalentado, porque siempre es perdonado. El silencio interior hace posible nuestra conversación con Jesucristo.

Tu diálogo con Jesucristo reclama ese silencio. Si no le confías todo a Él constantemente, si no le hablas con la simplicidad de un niño, ¿cómo, entonces, poner orden en ti cuando por naturaleza eres inquieto o satisfecho?

(‘La regla de Taizé’, editorial Perpetuo Socorro)