El desierto o el valor creativo del silencio

El desierto o el valor creativo del silencio

La revista Icono de este mes dedica su portada a ‘El desierto o el valor creativo del silencio’ que es como el director de la misma, Francisco J. Caballero, titula su editorial. Además, destacan reportajes sobre ‘La Cuaresma, viaje de vuelta’, ‘Todos los mayores deben ser cuidados hasta el final’, ‘Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra’, ‘El camino de la Cuaresma pasa por el corazón’ y ‘El autocontrol’, entre otros.

Por su parte, Caballero destaca en su editorial que “hay palabras que en medio del silencio tienen fuerza para cambiar la vida”. En su opinión, la Cuaresma se significa con las palabras y el silencio necesario para escucharlas. El contexto es el desierto, lugar, por excelencia, carente de palabras en el que nada nos puede despistar de la búsqueda del objetivo único: experimentar sed del agua verdadera de la Palabra.

Pero “desierto” también es una palabra. Desierto es un escenario de soledad: tú en camino buscando un horizonte de esperanza. Por eso es el marco idóneo para estos cuarenta días de la Cuaresma. Que  es la reconstrucción personal, la vuelta a la casa hogar de la comunión.

“Desierto no es hacer propósitos que se sustentan en la voluntad, es leer lo que somos y  cómo vivimos desde los valores evangélicos de la verdad, la solidaridad, el amor y la esperanza. Y así, sin la posibilidad de refugiarnos en el actuar de otros, el pensar de otros o la verdad de otros, descubrimos dónde se sustenta aquello que decimos creer y compartir en la comunidad cristiana”.

El desierto, recuperado como espacio de palabra no contaminada, puede provocar que literalmente despertemos y así busquemos la comunión, la fraternidad y esa amistad social capaz de transformar la humanidad.

La Cuaresma, en palabras del Francisco J. Caballero, “no es un tiempo triste, es un tiempo de libertad para volver con sentido al descubrimiento de la comunión”. Y concluye: “Aprenderemos a escuchar las palabras sin ruido haciendo de nuestras celebraciones, oraciones y reuniones momentos privilegiados para la vida y al servicio de la vida”.