La fuerza regeneradora del perdón
Lo apasionante de la Iglesia, si acertamos a reconocernos en ella con amoroso realismo, es que está viva. A pesar de las muertes anunciadas, sigue viva. Quienes, desde fuera, detectaron tantas veces enfermedades en ella, con frecuencia diagnosticaron bien, apuntaron a síntomas de incuestionable desgaste...